El chocolate es un producto refinado que se consigue a partir de la semilla del cacao, planta de origen americano que se importó a Europa en el siglo XVI. Posteriormente, su cultivo se ha extendido a otros continentes como África y Asia, pues necesita unas determinadas condiciones climáticas en las que haya sol. Hoy día, el principal productor mundial es Costa de Marfil.
Este ingrediente era ya importante para la nobleza de los pueblos mesoamericanos, que solían mascar las semillas o utilizarlas como moneda; en todo caso, era un alimento de lujo. Sin embargo, solo a partir de los siglos XVII-XVIII se extiende su consumo, en un primer momento, entre la nobleza y la alta burguesía de Europa, especialmente en países como Italia, Francia y, posteriormente, Suiza.
Popularización del chocolate
Realmente, y salvo excepciones puntuales, en Europa no se popularizó el consumo de chocolate hasta bien entrado el siglo XX. Si eres foodie, te gustará saber que fue durante el siglo XIX cuando se empezó a experimentar con el chocolate a un nivel de producción industrial para mezclarlo con otros ingredientes como la lecha o las avellanas, hasta conseguir resultados como el que hoy conocemos. Hay que tener presente que, antes, el consumo de chocolate estaba vedado a amplias capas de la población por una cuestión de precio, que resultaba prohibitivo para las clases populares. Además, las técnicas de elaboración se transmitían a través de los maestros chocolateros que, por regla general, trabajaban en una confitería o, en el mejor de los casos, en las cortes de las casas reales.
Países como Suiza, a pesar de no ser productores de cacao ni de tener ningún tipo de vínculo colonial con América o África, se especializaron en la fabricación de este producto adquiriendo conocimientos de los maestros chocolateros italianos. A mediados del siglo XIX empezaron a abrir fábricas en las principales ciudades del país y hoy en día, son referentes mundiales tanto en calidad como en variedad. Han hecho de esta cualidad un reclamo turístico y, de hecho, si lo deseamos podemos viajar por un tren del chocolate, visitar las principales fábricas del país o, por qué no, aprender a preparar chocolate casero.
Formas de servir chocolate
El chocolate puede servirse de varias formas, siendo las más comunes el bombón, la tableta, la viruta o como ingrediente suplementario de algún plato, así como líquido. Si somos puristas, tendremos que decir que las formas más clásicas de consumo eran a la taza o como ingrediente complementario o principal de tartas y pasteles, aunque la extensión de las clases medias popularizó el concepto de tableta por ser el más competitivo en precio.
Hoy en día, y siguiendo la estela de lo que marcan la gastronomía moderna, la tendencia es la de moderar el consumo de chocolate pero ingerir un producto de mayor calidad. Por esta razón, delicatessen como los bombones de alta gama combinando diferentes materias primas o las trufas son opciones que cada vez eligen más personas para disfrutar de este pequeño gran placer gastronómico.