Cada vez son más las cooperativas de consumo de productos ecológicos y cien por cien naturales que podemos encontrar en España. Prácticamente en cada provincia de nuestro país ya existe una. Estos grupos suelen tener algunas cualidades en común que hoy queremos destacar en este post. Igualmente, poseen algunas ventajas y desventajas que también analizaremos pormenorizadamente. En cualquiera de los casos, parece una alternativa muy seria para nuestro país. Y aunque aún no tienen tanta extensión como en otros países de Europa, pueden ser una apuesta con mucho porvenir, teniendo en cuenta las condiciones específicas de España. Vivimos en un país donde la agricultura posee una facilidad especial para prosperar. Este tipo de actividades deberían poder asentarse con facilidad y hacer un modelo de negocio rentable para la gastronomía. Sin embargo, otros problemas más profundos afectan de una manera significativa a su desarrollo.
Funcionamiento de las cooperativas de consumo
Una cooperativa de consumo o grupo de consumo parte de un concepto sencillo. Varias personas se unen para conseguir un suministro regular de productos ecológicos. Fundamentalmente, verduras, hortalizas y fruta, además de huevos, son los productos que normalmente suelen demandar. Digamos que esas personas forman una cartera de clientes para uno o varios agricultores que se encargan de garantizarles una siembra de productos ecológicos. A cambio, él obtiene ventas con garantía. Además el precio de los productos ecológicos es superior al de sus homólogos convencionales. Eso hace que el volumen de producción no tenga que ser tan alto.
En muchos casos hay cooperativas de consumo que funcionan incluso con su propia moneda. Es el caso del Puma, por ejemplo. Se puede intercambiar por otras actividades. Desde lecciones de patinaje e inglés hasta rutas a caballo. Cualquier persona puede ofrecer un servicio u otro. Como Foodies, nos interesa una alternativa viable proveniente de lo ecológico. Sin embargo, también tienen sus desventajas. Por ejemplo, el precio suele ser muy elevado ya que los pequeños agricultores no pueden garantizar la cantidad final que podrán recolectar. Dichas variedades fluctúan en función de factores que una empresa más fuerte puede en cierto modo solventar.
En consecuencia, sus precios también variarán. El problema de la distribución de las tierras es importante también. Afecta negativamente al servicio de los grupos de consumo, ya que en muchas ocasiones se pierden las tierras. El arrendatario suele anular su contrato con los agricultores cuando le convenga, y el grupo de consumo queda desabastecido.
La gastronomía profesional también participa
En el caso de los restaurantes, la horquilla de posibilidades es mayor. Al fin y al cabo, un restaurante puede buscar siempre otro proveedor y le va a interesar hacer el cambio. Como foodies, probablemente no nos interese la alternativa de los grupos de consumo si debemos desplazarnos varios kilómetros. Sin embargo, en el caso de los restaurantes no es así. Les compensa, y mucho. De cara a su clientela, se les hace siempre más fácil vender un producto ecológico. Además, la calidad de la materia prima mejora. Pueden beneficiarse de importantes descuentos al comprar al pormayor. Por último, en cierto sentido es el restaurante quien garantiza la supervivencia del grupo de agricultores. En efecto, un restaurante puede encargarse de absorver toda la demanda que produzca un huerto. Esto, a su vez, ayudará a dar mayor estabilidad a los agricultores que la cultivan.
En definitiva, se trata de una alternativa interesante, pero aún no muy desarrollada en España. Lo cierto es que probablemente sea una alternativa más atrayente para profesionales que para foodies particulares. En gastronomía, ellos pueden hacer esta opción algo viable y rentable por el momento. Aún así, no queríamos dejar pasar la ocasión de hablar de un tema que cada vez está más presente en el mundo de la cocina.
Por el momento, si queremos disfrutar de un buen producto gourmet debemos buscar buenos profesionales. La calidad debe cuidarse en todos los pasos, y esto no ocurre tristemente con estas cooperativas de consumo. Disfrutar de una buena Pierna de Lechazo Confitada no es cualquier cosa. Un buen pescado debe tratarse bien, desde que se captura hasta que se come: sino, de nada sirve todo el proceso. Este tipo de garantías son las que ofrecemos a los Foodies, y este compromiso es el que asumimos con nosotros mismos.