El vino es un alimento básico en la dieta mediterránea, y sus nutrientes y cualidades vasodilatadoras lo hacen saludable. En los últimos años, hay una tendencia a consumir menos cantidad pero de mayor calidad. Aunque el consumo razonable tiene que ser moderado (lo ideal es un vaso al día) se puede disfrutar si sabemos combinarlo bien. España es uno de los principales productores mundiales, y cuenta con una gran variedad para todo tipo de comidas. En este artículo, hablaremos de los distintos tipos de vino y con qué alimentos maridan mejor. Un vino de calidad ayuda a potenciar los sabores y mejora nuestra experiencia gastronómica.
El vino tinto
El vino tinto es el que se produce con uvas negras y es el más consumido con mucha diferencia. Dentro de esta categoría, hay que diferenciar los vinos jóvenes y los de crianza. Los vinos jóvenes son aquellos caldos del año y que hay que consumir antes de la siguiente vendimia para aprovechar sus cualidades. Los vinos con crianza son aquellos que han pasado por un proceso de envejecimiento en barrica, de periodo variable según la Denominación de Origen. Finalmente, existen variedades mixtas en algunas regiones como los llamados vinos de roble, con una crianza de pocos meses.
Aunque los cánones gustativos están cambiando y son menos rígidos, el vino tinto siempre se ha asociado a las carnes. Y es importante indicar que, cuanto más contundente sea la carne, mejor maridará un vino tinto con crianza. Es típico en nuestro país combinar chuletones o lechazo con vinos de crianza para potenciar los sabores y reconocer matices. Por otra parte, si la comida es cárnica, pero con carnes blancas o más ligeras, quizás un vino tinto joven puede funcionar mejor. En todo caso, se trata de buscar aquellas combinaciones que más nos gusten. Hay que consumirlos a temperaturas de entre 15 y 18 grados centígrados.
El vino blanco
Los caldos blancos han tenido un papel subsidiario del vino tinto, pero cada vez se consumen más en proporción. Un primer elemento a considerar es que, tradicionalmente, su consumo se ha asociado más a pescados, arroces de marisco y quesos. También marida bien con carnes blancas ligeras, como el pollo o el pavo. Aunque existen variedades con barrica, como los vinos con uva Chardonnay, lo más común es que se consuman jóvenes. Un elemento distintivo de los vinos blancos con respecto a los tintos es que, para apreciar sus cualidades, hay que consumirlos frescos, a unos 8 grados.
Finalmente, hay que decir que existen otras variedades, como son los vinos rosados y los espumosos. El vino rosado se obtiene a partir de uvas mezcladas o tintas, es polivalente, hay que consumirlo fresco y vale para comidas en las que haya distintos tipos de alimento. El vino espumoso, realizado con uva blanca, tinta o de los dos tipos, se suele consumir en celebraciones o en los postres, y en la comercialización destacan las variedades francesas y españolas (champannoise y cava). Hoy en día, el consumo de vino es un placer y es posible combinarlo con alimentos de quinta gama.