En la geografía española, invierno ha marcado pautas alimenticias. El rigor del clima iba parejo a las costumbres culturales y religiosas, que marcaban tendencia. La Iglesia Católica supo adaptar antiguas tradiciones paganas y convirtió en rigor las siete semanas que transcurren entre el Carnaval y la Pascua. Si el Carnaval es época de excesos, en todos los sentidos, la Cuaresma lo es de austeridad. Las recetas de la cocina española también se adaptaron a estas circunstancias, de ahí que existan distintos platos en función del caso. En este artículo, te diremos qué recetas son típicas de cada momento de la estación.
Las recetas en Carnaval
En primer lugar, hay que indicar que, en invierno, hay una mayor tendencia a consumir productos con un mayor contenido de grasas por el clima. Además, el Carnaval era la excusa perfecta para atiborrarse con licencia social para ello. Los cocidos son recetas típicas del frío, aunque ya se empezaban a comer en octubre. Ejemplos como el cocido montañés, el cocido gallego, la escudella i carn d’olla o la fabada asturiana son la adaptación de cada región a los rigores del tiempo. El invierno, además, al ser época de matanza, disponibilizaba en la mayoría de las casas productos frescos del cerdo.
El caso de Catalunya es paradigmático para describir cómo se realizaba el tránsito del exceso a la austeridad. El jueves anterior al Miércoles de Ceniza era el Dijous Gras, donde se consumía butifarra de huevo y otros productos de origen porcino. La carne de cerdo representaba abundancia en una población que solo la comía ocasionalmente. De esta forma, se celebraba una comilona para compensar una dieta que, normalmente, era bastante aburrida. A partir del Miércoles de Ceniza, las costumbres culinarias cambiarían radicalmente, aunque lo más justo es decir que esto no lo notaban demasiado las clases humildes.
Las recetas en Cuaresma
La Cuaresma suponía tiempo de recogimiento previo a la Pascua. Aunque la Iglesia Católica sigue recomendando el ayuno diario, la mayoría de los creyentes no lo siguen. Sin embargo, sí se respetaba, por lo general, el hecho de no comer carne los viernes de vigilia. De ahí que el bacalao pasase a ser el sustituto perfecto para aportar proteínas. Una de las recetas más conocidas es el potaje de vigilia, que se consume en todo el país con variantes regionales. Posteriormente, se ha extendido su consumo durante todo el año porque es un plato sabroso y equilibrado.
Si eres foodie, te gustará saber que, además, existían otras recetas típicas de la época. Los arroces viudos eran una alternativa de interesante en Levante, así como las patatas y determinadas empanadillas. En el sur de Galicia, la lamprea se consumía de forma habitual por su sabor y por ser el pescado de temporada. Hay que decir que, aunque España es un país cada vez más laico, mucha gente sigue sin comer carne en vigilia. Finalmente, indicar que las verduras se consumían en mayor medida durante estos días. La Semana Santa coincidía con el fin del invierno y, en consecuencia, con diferentes condiciones para el consumo de alimentos.