Las ferias al aire libre siguen siendo teniendo un público fiel, en especial en las zonas rurales. Es común que, una vez a la semana, puedas comprar todo tipo de productos. Sin embargo, sí es bueno saber dos cuestiones para entender su importancia, más allá de lo folclórico. En primer lugar, has de saber que las ferias al aire libre tienen una serie de normas para la venta de alimentación. En segundo lugar, que se realizan eventos especiales en determinadas épocas del año. En este artículo hablaremos de la historia de estos eventos y cómo, hoy, siguen siendo referencia en pueblos y villas.
Historia de las ferias al aire libre
La historia de las ferias al aire libre es la del desarrollo del comercio. Podemos decir que, ya a finales del tercer milenio antes de Cristo, en Mesopotamia se celebraban ferias y mercados. El intercambio de bienes se solía realizar en plazas públicas o, en algunos casos, porticadas. Sin embargo hay que decir que, hasta el siglo XIX, es raro que se centralice este comercio en espacios cubiertos. Inicialmente, en los mercados, se intercambiaban productos de alimentación y ropa. Los campesinos acudían para vender sus excedentes que eran recomprados por población urbana, fundamentalmente.
Cuando, a lo largo del siglo XIX, se empiezan a construir los mercados cubiertos en las ciudades, las ferias al aire libre decaen. Ahora bien, contra todo pronóstico, siguen existiendo las ferias en pueblos que no parece que vaya a desaparecer. Si bien en las ciudades el comercio, por cuestiones higiénicas y de orden público, se centraliza en plazas de abastos, en las zonas rurales es más complejo. Se han construido plazas de abastos, pero en la mayoría de los casos no son capaces de canalizar la demanda. Por lo tanto, las ferias al aire libre semanales son la mejor alternativa para que los campesinos vendan sus productos.
Reglamentación de las ferias al aire libre
La reglamentación de las ferias al aire libre es, fundamentalmente, responsabilidad de los ayuntamientos. Independientemente de las normativas autonómicas, es el municipio el que establece las tasas a pagar y el día de celebración. En la mayoría de los lugares, los agricultores de la zona pueden vender sus frutas y verduras libremente, sin tener que pagar. Se produce, pues, una situación dual, puesto que los puestos profesionales de alimentación sí pagan por la instalación. En cualquier caso, estos eventos son una buena oportunidad si deseas comprar productos naturales de calidad.
La tendencia, en muchas comunidades, es a celebrar alguna feria temática anual. En estos casos, se busca algún producto gastronómico de referencia en la zona y se realizan fiestas de exaltación. De esta forma, se fomenta la industria local y, por otra parte, se contribuye a dar vida al pueblo. Hay que decir, sin embargo, que este modelo de negocio no se encuentra ya en las ciudades. Siempre puedes aprovechar para comprar materias primas para elaborar tus alimentos de quinta gama. Esta es una forma barata de adquirir buenos productos.