En los últimos años, hay una apuesta por priorizar la calidad sobre la cantidad, y los productos de kilómetro cero son una alternativa interesante. Si bien es necesaria la producción industrial de alimentos para dar respuesta a las demandas de una población en crecimiento, también lo es la necesidad de un compromiso. La sostenibilidad es imprescindible si queremos apostar por una alimentación más sana. Los productos de kilómetro cero conjugan calidad con respeto al medio ambiente y apoyo a los productores locales. En este artículo explicamos, brevemente, en qué consisten. Es una forma de consumo de alimentos con un número creciente de adeptos.
Qué son los productos de kilómetro cero
Los productos de kilómetro cero son aquellos que se han producido cerca del punto de venta. Varios comercios de alimentación especializada y restaurantes se han apuntado a este sistema. La distancia varía en función de la asociación o territorio, pero no suele superar los 40 kilómetros. Esta filosofía de consumir producto local encaja con el movimiento slow food, que se ha puesto de moda en los últimos veinte años. No se trata solo de vender un producto cerca, sino también de controlar, en la medida de lo posible, el proceso de cultivo o de cría.
Por poner un ejemplo, se cuida que el uso de fertilizantes para el cultivo de productos hortícolas sea sostenible. De la misma forma, también se da importancia a que el ganado se haya alimentado con productos naturales. Se trata, por lo tanto, de conseguir un producto de calidad respetando sus épocas y tiempos. Si bien es cierto que el aumento de la productividad ha sido beneficioso, aquí se trata de comer con calma. En un mundo cada vez más ajetreado, nos hemos olvidado a veces de hacer cosas con calma y sin prisas. La comida es un ejemplo bien ilustrativo.
Ventajas de los productos de kilómetro cero
Los productos de kilómetro cero cuentan con tres ventajas esenciales: valor para el territorio, frescura y sostenibilidad ambiental. En primer lugar, los beneficios revierten en agricultores locales, lo que supone un punto a favor para el desarrollo rural. En segundo lugar, los productos de kilómetro cero son frescos. En tercer lugar, como no es necesario transportarlos desde muy lejos, se ahorra consumo de carburantes y electricidad. Por lo tanto, son varias las razones que recomiendan su consumo. Ahora bien, un producto de estas características también se puede servir como alimento de quinta gama.
Por ejemplo, podemos cocinar con producto local pero refrigerar para servir posteriormente. Este es el caso de muchos restaurantes que sirven menú y cocinas para colectividades. El producto sigue siendo de calidad, pero lo adaptamos a determinadas circunstancias. Precisamente, un elemento importante a destacar es que, con un producto fresco, se pueden cocinar alimentos de quinta gama y no es un desperdicio. Cada vez hay más personas que, aunque asuman que tienen que comer comida precocinada, quieren que esté elaborada con una buena materia prima. Los productos de kilómetro cero son la mejor solución para conjugar calidad y precio.