Cuentan algunos libros de historia que, antes de que la patata formase parte de la dieta habitual de los españoles, las fuentes de carbohidratos más comunes eran el pan o las castañas. La patata, barata de cultivar y abundante, permitió ofrecer una alternativa a las clases humildes. Hoy, es un protagonista de la mesa de los españoles que está reivindicando su lugar.
La patata en España
Las patatas se empezaron a cultivar en Sudamérica hace 8000 años. Pero no es hasta el llamado Descubrimiento y posterior colonización, bien entrado el siglo XVI, cuando se introducen las semillas de este tubérculo en Europa. Eso sí, es importantísimo indicar que su consumo masivo no es anterior al siglo XVII. En determinadas zonas del país, como el rural de Vizcaya, no existió el hábito de incorporarlas a la dieta habitual de la población hasta la posguerra. Paradójicamente, Álava es hoy uno de los principales productores de patata en España, aunque su cultivo está extendido en todo el país, destacando también la patata gallega (concretamente, de la zona de A Limia).
Inicialmente, la patata se cultivó para alimentar a las clases humildes, de ahí que varias preparaciones típicas de varias regiones se hagan con este tubérculo. Crece muy bien en casi todos los terrenos templados, y lo único que hay que tener en cuenta es que no tenga un exceso de humedad. Por otra parte, otra de las ventajas de esta comida es que alimenta y da energía. Si exceptuamos el caso de Irlanda, donde llegó a ser un monocultivo y eso generó grandes problemas durante la Hambruna de 1846, es perfecta para que aporte los carbohidratos necesarios en una dieta equilibrada. Lo ideal es que se plante en marzo, cuando ya ha pasado lo peor del invierno, y se recoja en septiembre u octubre, en función del lugar.
Recetas con patatas
La patata hoy es un compañero para todo tipo de platos, y no necesariamente baratos. El pulpo con cachelos, que se popularizó en Galicia a mediados del siglo XX en las ferias de ganado, se hace con patata cocida (el llamado cachelo en gallego). Se añaden los trozos de pulpo con aceite de oliva, sal gorda y pimentón dulce o picante, según el caso. Lo que sí que hay que tener presente es que, al igual que con el pulpo, en ningún caso, hay que pasarse con el punto de cocción: la patata se deshará. Si nos quedamos cortos, será muy dura de comer.
Las patatas a la riojana son un plato muy popular de la gastronomía del norte de España, y fácil de hacer. Hay que guisar patatas, chorizo, pimientos, pimentón y, según el caso, incluir laurel. Es un plato para todas las épocas del año, pero al ser caliente y de cuchara es más característico del invierno. Las patatas riojanas son un plato común en el menú del día de muchos restaurantes o en la carta. Actualmente es un alimento de quinta gama que se puede refrigerar y, posteriormente, servir caliente sin problemas.