Estamos empezando con un nuevo proyecto y nos encontramos con la elección de los diferentes productos que queremos empezar a trabajar, pero, nos asalta la incertidumbre a veces con las dudas de la mejor elección.
¿Cuando hablamos de precios, pensamos en costes?
Se entiende que siempre que desempeñamos un cargo de responsabilidad en restauración, ya sea el jefe de cocina, economato, calidad, nos asalta la ardua tarea de elegir los productos con los que empezaremos a trabajar, la eterna batalla de relación/calidad/ precio.
Una infatigable lucha que muchas veces y dependiendo de la cualidad elegida en el producto, determina el éxito o el fracaso del mismo, pues no todos los productos son para todos los clientes y viceversa.
¿Qué tipo de costes debemos tener en cuenta?
Todos conocemos el coste directo de cualquier mercancía, evaluamos rápidamente su beneficio bruto, pero, ¿evaluamos los costes indirectos?, su manejo, transformación, merma, costes indirectos como la mano de obra, operacionales como la logística y distribución si tenemos más de un local. Estos son los que marcan la diferencia real de nuestro beneficio y por ende, nuestro conocimiento para poder presentarlo de una manera atractiva al cliente.
¿Quién determina el criterio a seguir?
Sin haber terminado de salir de la crisis el precio es un factor determinante a la hora de la compra pues las necesidades prioritarias de cualquier negocio de restauración es la de dar beneficios. No obstante el criterio a seguir en cualquier negocio debería ser la del cliente contento, pero como hemos comentado antes, no todos los productos valen para todos los clientes, con lo cual, la persona en este caso con más criterio y empatía hacia el cliente es y siempre será el Chef, que rara vez escapa a los condicionantes más comunes del entorno, teniendo que adaptarse al cliente directo de la zona.
¿Entonces, cuál es el mejor criterio a seguir?
La respuesta es sencilla, “el que funcione”, dado que la restauración tiene ahora más que nunca un carácter orgánico y taquillero, dejando aparte el genio culinario claro, la mayoría de los negocios que funcionan parten de conceptos muy sencillos, cartas no demasiado extensas y tipos de clientes concretos.
¿Qué tipo de cliente es el vuestro?