El buen sibarita sabe elegir qué sabores combinan entre ellos y puede obtener en sus platos un deleite fuera de serie. Nos consta que muchos de los que visitáis Cooking For Foodies sois apasionados de la gastronomía y de hecho buscáis el propósito de alcanzar la conjunción perfecta. Sin embargo, parte de nuestra investigación, como es natural, muchas veces pasa por probar cosas que no nos gustan. Todos detestamos algún sabor en concreto. Sin embargo, en esta entrada a nuestro post queremos hablaros de algunos de los sabores (o más bien productos con sabores) más extraños de la gastronomía mundial. Algunos de ellos os causarán gran repulsión sólo de oírlos. Podríamos decir que muchos de ellos son la antítesis del sibarita o la criptonita del buen gusto.
El sibarita en Asia: la capital de los sabores extraños
Asia, y en especial Japón, China y Corea del Sur pueden ser designadas en nuestro ránking como las capitales mundiales de los sabores extraños. Por pura inventiva y ganas de sacar productos nuevos son capaces de atravesar todos los límites. Otros de estos productos, aunque son producidos en otros países, sólo tienen su mercado en dichos países de Asia. En efecto, queridos foodies, Asia en este sentido es capaz de lo peor y de lo mejor. Sin embargo, consideramos que es una fortuna que dichos productos existan. De momento, constituyen una experiencia nueva que os recomendamos probar. A largo plazo será una buena muestra de la curiosidad del género humano o de su estupidez, según se mire.
El primer producto consiste en unas patatas. Todos conocemos la marca Pringles. Son una de las patatas fritas preparadas más deliciosas de todo el mercado. Su formato inconfundible ha hecho además que tengan una identidad muy marcada. Nada que añadir sobre su sabor: delicioso. Pero, ¿qué os parecen unas pringles de mora y avellana? La mente de un sibarita cortocircuita al pensar tal mezcla. Puede, sin embargo, que haya alguien a quien le chiflen. Sospechamos que no es el caso de la mayoría.
En Japón podemos encontrar unas patatas fritas con sabor a Pepsi. Una manera muy asequible de ahorrarnos el refresco. Esta receta parece que tiene mayor tirón, sin embargo. La idea de unas patatas dulces no es, al fin y al cabo, tan descabellada. Todo es cuestión de planteamiento.
Un paso más allá
Sin duda, las patatas y los helados quedan destacados. Son carne de experimento, probablemente por lo sencillo que resulta hacer que tengan el sabor a algo en concreto. Con los helados sin embargo (probablemente por su textura) parece que se cruza una frontera. La que separa lo extraño de lo vomitivo: el primer producto del que queremos hablaros es el granizado de pizza o espaguetis. En efecto, podéis disfrutar de un granizado con sabor a espaguetis con tomate y albóndigas en un caluroso día de verano. Después, para estabilizar más la temperatura, vuestro estómago sibarita os pedirá que echéis eso fuera. Seguramente no tiene precio la cara de una persona la primera vez que prueba el susodicho granizado. Tened cerca una cámara de fotos, por favor.
Por último, si viajáis a Corea no te puedes perder como buen sibarita el Donut de Wasabi. Delicioso para acompañar por ejemplo con dos sobrecitos de Almax.
Si lo que buscáis son sabores en condiciones aptos y recomendados para un sibarita echad un vistazo a nuestra tienda. En ella podréis encontrar algunos platos listos para comer y hacer las delicias de un sibarita. Así lo deja claro nuestra sección de carnes y pescados. Y si necesitáis cualquier ingrediente para elaborar vuestras propias mezclas, también podréis encontrarlo. Esperamos no haberos indigestado con nuestras propuestas, por si acaso, para compensar os damos algunas recetas.